CD. VICTORIA

CONÓCE AL «PESCADITO»

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Edwin ‘El Pescadito’ Estrada, trabaja de limpiaparabrisas y ahora tiene el talento en sus pies para salir adelante. Por ahora tiene oportunidad de mostrarse en Atlético de San Luis y espera cumplir su sueño de llegar a ser jugador profesional.

8:00 de la mañana y el tráfico empieza a crecer en la ciudad: muchos se dirigen a sus trabajos, escuelas o simplemente salen a hacer las tareas del día a día, todo lo hacen por salir adelante, llevar un plato de comida a casa y sobrevivir en esta batalla llamada vida que a diario se tiene.

En la calle Carrera Torres con Bulevard Fidel Velázquez, justo detrás de la Central Camionera de Ciudad Victoria, se mira a lo lejos un niño de 15 años junto a un adulto… sonriendo, con sus botes de refresco usados para guardar el agua con jabón que usan para la labor diaria de ser limpiaparabrisas, con el ánimo a tope de trabajar honradamente y poder ganar dinero para primeramente comer y después, ya Dios dirá y proveerá.

Edwin Estrada es el nombre del niño, pero se le conoce como el ‘Pescadito’ y la otra persona es quien desde hace más de 7 años lo adoptó y es prácticamente un papá, Edgar López; ambos salen día a día para mantener su casa, pero ahora también tienen una prioridad más que es, ayudar a cumplir el sueño del ‘Pescadito’, que es llegar a Primera División en el fútbol profesional.

Por la mañana justo antes de empezar su jornada, fue abordado por Oé-Expreso y aunque no oculta la timidez y el miedo a las cámaras, no se rajó y aceptó hablar un poco de su vida junto a su papá.

Desde pequeño el Pescadito, deambuló por la zona de la central camionera y sus alrededores, era un niño que limpiaba parabrisas de vehículos, lavaba carro o hacía mandados con los del barrio; pero fue en el crucero de Carrera Torres con Fidel Velazquez, en la que conoció a Edgar López.

“Era un niño de situación de calle, él limpiaba vidrios como yo, yo lo veía todos los días, yo le daba comida en mi casa y ahora sí que el fútbol nos unió, siempre le gustó mucho el fútbol pero no tenía la posibilidad de contar con una televisión ni luz en su casa, entonces yo lo invitaba, careció de mucho pero el barrio lo respaldó. Sino era yo, eran los vecinos quienes lo ayudaban. Para mí él es mi hijo, ya lo he tenido 7 años en mi casa”, señaló Edgar.

La situación que ellos han vivido, no ha sido nada fácil, pues en la actualidad, se sabe lo difícil que es la vida, las situaciones complicadas que pasan muchas personas en México y en el mundo por falta de oportunidades, eso los ha orillado a hacer la labor que realizan por ahora a diario.

“Yo no me avergüenzo de lo que somos…(entre lágrimas), somos limpiaparabrisas, para mí él (Pescadito) es mi hijo y lo voy a apoyar hasta donde dé”, manifestó Edgar.

Los padres biológicos del Pescadito lo olvidaron, pasó muchas veces por hambre, nunca contó con lujos y a veces ni con lo necesario para vivir, él corrió con suerte y una gran bendición de encontrarse a Edgar, pues sus otros hermanos, no pudieron tener esa dicha y fueron captados por el DIF, lugar en el que no carecen nada pero están lejos de sus seres queridos… pero eso sí, Edwin, siempre tuvo unas tremendas ganas de salir adelante y encontró en el fútbol una herramienta para olvidarse de sus problemas y disfrutar aún más la vida a pesar de las circunstancias.

Empezó a los 8 años con pelota, su barrio como siempre lo respaldó y fue ahí en el que comenzó a jugar en las calles; después, por invitación de amigos, fue a Pitufos de Hever equipo local y de la zona oriente, el cual le abrió las puertas, justo después de conocer a quien se convertiría en su papá.

Desde siempre fue disciplinado, no faltaba a ningún entrenamiento, pues después de limpiar vidrios por la mañanas y parte de la tarde, siempre iba a entrenar y ni se diga a los partidos pues era de los primeros en llegar; pareciera que tiene un talento nato, pues fue creciendo y su nivel explotó cada vez más.

Metía goles hasta con chanclas, pues en ciertos momentos no podía contar con tachones de fútbol, incluso tiene una anécdota que nunca olvidará, “un día él jugó en La Salle, allí todos tienen pues grandes tachones, él iba con un tachón y en otro pie, traía una chancla, no sabemos cómo le hizo pero metió un gol así, los niños de La Salle estaban todos sorprendidos”, expresó Edgar, su papá.

Ya con 15 años, empezó a llamar la atención. Su olfato goleador era algo particular desde siempre y eso ayudó que tuviera sus primeras experiencias en visorias; estuvo con Tigres durante varios días, equipo en el que él siente hizo un buen trabajo: “me sentí muy bien, metí varios goles, pero hubo otro que metió más, a él yo le di dos asistencias, yo lo vi mejor posicionado en esas jugadas y metió los goles, aunque pude haber definido yo, no me arrepiento, las cosas pasan por algo”, dijo Pescadito.
Tras eso, lejos de desanimarse, él siguió trabajando y fue invitado a unos visorias de Toluca, allí decidió asistir en los filtros de Ciudad Victoria, “éramos más de 30 y solo quedé yo”, mencionó, pero llegó el primer problema, “pidieron un dinero que para mí era difícil pagar”, confesó Pescadito, quien muy desanimado en ese momento si recibió un balde de agua fría para su sueño.

“Yo no estuve aquí en Victoria por trabajo, me salió una oportunidad en Querétaro, pero cuando me llamó de verdad que fue muy triste, lo escuché y sabía lo desanimado que estaba ‘no voy a ir por lo que ya sabes (dinero)’ eso me dijo, yo me tuve que devolver un día antes para estar con él, mi mamá empezó a tener algunos problemas de salud y era imposible pagar eso lo de Pescadito”, dijo su papá.

Las heridas lo volvieron más fuerte y se propuso a conseguir otra oportunidad. Afortunadamente lo logró gracias a la Copa Chiva Tamaulipas, en la que visores se le acercaron, entre ellos, el de Atlas y San Luis, éste último quien le hizo la invitación formal.

“Me sentí muy feliz, lo tomé como mi revancha y de verdad fue muy feliz que me dijeran eso de la invitación”, confesó Pescadito.

“Yo le dije, ‘ahora si que no se nos va dos veces mijo, yo no se como le haré y si es necesario hasta vendo mis cosas, pero no se nos va esa oportunidad’, yo quiero que él viva esa experiencia y no se quede con el que no lo intentamos, que no quede en nosotros”, mencionó su papá Edgar.

Edwin Estrada espera el llamado de Atlético de San Luis, y será aproximadamente de 15 a 20 días cuando le citen para realizar las pruebas. “El visor se fue contento con él, con ganas de apoyarlo, le bastaron 45 minutos para que lo viera y se animara a invitarlo y solo nos queda esperar”, expresó Edgar.

Ni Edgar ni Pescadito, se imaginaron que su historia llegara a redes sociales ni a los medios de comunicación, lo cual ha sido de gran ayuda, “nosotros realmente no esperábamos que se hiciera una historia en Facebook, nosotros ya estábamos viendo opciones, si era necesario pedir préstamos o empeñar cosas lo íbamos a hacer, y aún estamos dispuestos pero gracias a Dios ha empezado a llegar apoyo”, dijo el papá, Edgar.

Tal y como una historia de película, después de la odisea parece que empiezan a llegar las cosas buenas para El Pescadito, “yo siempre le dije, ‘si pasaste por cosas difíciles, no es casualidad, Dios nos tiene un camino preparado y este es el tuyo’, yo quiero que él sea feliz, lo apoyaré y no lo hago porque quiera que en un futuro si llega a ser algo importante me ayude, lo hago porque me nace, lo quiero, es mi hijo, yo le he dicho que primero están sus hermanos que están en el DIF y si a él le nace apoyarnos a nosotros, adelante y él ha dicho eso, qué quiere apoyar a todos, tiene un gran corazón”, indicó.

“Yo solo quiero decirles a todos que los sueños se cumplen, que los busquen y no se rindan, no se avergüencen de las cosas buenas que hacen, todo trabajo es bueno y no hay que arrepentirse, no sé si lo logre, pero lo intentaré”, manifestó El Pescadito.

“El fútbol es mi gran pasión, soy feliz con eso y con mi familia”, señaló Estrada. “Yo solo le digo que disfrute el momento, que haga lo que sabe y se esfuerce, nosotros lo apoyamos y así será”, detalló.

“Agradecemos a todos los que nos han apoyado, hay una persona de Houston que nos brindó su apoyo y estamos agradecidos con ella y todos los que nos han dado palabras o apoyo de cualquier tipo”, dijo Edgar.

La vida tal vez ha sido muy dura para Edwin Estrada, pero es la misma vida y Dios, son quienes le han dado una gran lección de aprendizaje, una gran familia adoptiva, unos grandes amigos, un gran talento y una gran oportunidad de salir adelante en sus metas, la cual no piensa desaprovechar y así poder cumplir su sueño, ese que desde más chico ha tenido que es llegar a ser jugador de fútbol profesional para ayudar a su familia y hermanos además de niñas y niños que han pasado o pasan por situaciones similares a las de él.

Así es El Pescadito: humilde, alegre, agradecido y soñador, el tiempo dirá si lo logra o no… pero él dará su mayor esfuerzo por llegar al objetivo que se ha puesto y mientras esté en sus manos (o pies), no quitará la mirada de ‘matador’ como lo hace en el campo de fútbol y la portería contraria, así como caza goles y los busca, espera hacer lo mismo en la vida diaria y que mejor que termine esa búsqueda con una celebración como las que ha hecho miles de veces… eso se sabrá después, pero el esfuerzo y las ganas, las pondrá siempre por conseguirlo.

POR DANIEL VÁZQUEZ

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